En enero las lecciones para los jóvenes son acerca de la Trinidad. Esta es una lección que hice para las mujeres jóvenes de mi barrio para enero del año pasado.
Una semana antes de la lección permití que las chicas supieran que estaba planeando una lección sobre la Madre Celestial para la siguiente semana. Ellas estaban muy emocionadas por ello.
Para el himno de apertura, cantamos “Oración de un niño” con las palabras “Madre Celestial, dime, ¿estás ahí?”. Esta fue su idea principalmente. Yo propuse que cantáramos un himno con “Madre Celestial” y sugerí “Padre en los Cielos” porque ese era el himno escrito en el pizarrón de la lección de las mujeres jóvenes del barrio anterior. Eso inició la lluvia de ideas y ellas recomendaron mejor “Oración de un niño”.
Comencé la lección preguntando: ¿Qué saben de la Madre Celestial? ¿Qué han escuchado sobre Ella?
Entre las respuestas estaban algunas como: “Ella existe”, “Ella es nuestra Madre Celestial”, “Hay un himno que la menciona”, “No debemos hablar de Ella”.
Luego, mencioné algunas ideas del artículo de Rachel, “What I First Learned About Heavenly Mother”, específicamente la primera sección de viñetas que incluye el título original de “O My Father” y que fue una maestra de Seminario quien originó la idea de que la Madre Celestial es muy sagrada como para hablar de ella, así como que ninguna autoridad general ha reiterado eso. Si tienes tiempo, podrías imprimir algunas de esas viñetas y hacer que las chicas las compartan.
Luego hablé de Carol Lynn Pearson, quien acude a nuestra estaca y es una reconocida poeta mormona. Mencioné que ella escribió un guion para una obra de solo una mujer sobre la Madre Celestial llamada “Mother Wove the Morning”, la cual fue interpretada en varias ocasiones en nuestra estaca durante los noventa. Yo tengo una copia de su libro (puedes comprarlo aquí) y compartí un extracto de la primera sección sobre la hija de Carol Lynn imaginando a Dios como un hombre viejo y barbón.
“Bien, Emily” –dije– “tú primero. Quiero que cierres los ojos y me digas qué ves cuando piensas en Dios”.
“Bien, bueno, entonces… Veo a un hombre… es muy viejo… está vestido en una túnica larga y tiene una expresión muy dura en su cara”.
“¿Te agrada”
“Yo… yo no creo agradarle a él. Sé que se supone que él me ama, pero él me dice que si no soy buena, cuando llegue el milenio, me quemaré hasta crujir”.
Hablé acerca de un artículo de BYU Studies, “A Mother There: A Survey of Historical Teachings About Mother in Heaven” y dividí a las chicas en parejas para que miren este folleto que Jana Reis compartió en su blog. Le dije a las chicas que todas las citas de ahí fueron dichas por autoridades generales y que revisaran el folleto y eligieran su cita favorita para compartir con el grupo.
Luego, compartí este video que corté de una entrevista mucho más larga de Carol Lynn Pearson.
Al final de la lección compartí una cita del final de “Mother Wove the Morning”.
“Emily” –dije– “cierra tus ojos. Quiero que recuerdes esa imagen de Dios. ¿Aún está ahí con esa expresión dura y no le agradas mucho?”
“Mmm, no le agrado mucho”.
“Oh, Emily, ¡ese no es Dios! Esa es la idea de alguien más de Dios. Pinta sobre ella, em. Pinta un nuevo Dios”.
“Oh, bien. Entonces, supongo que lo haré un bailarín de ballet. Y no es tan viejo, es más o menos joven, y tiene una hermosa y amable cara”.
“¿Le agradas?”.
“Oh, me ama. ¡Y le gustaría bailar conmigo!”.
“Ahora, mantén tus ojos cerrados. Em, ¿cómo te sientes de añadir a tu Dios-hombre una Dios-mujer? Permítele ser tan perfecta y hermosa como él es. ¿Puedes verlos? ¿Puedes verlos juntos?”.
“Oh, sí, sí puedo. Oh”.
Miré su cara mientras Emily imaginaba un maravilloso ballet con ella, Dios y Diosa girando juntos a través de las galaxias.
Por último, las chicas y yo dijimos el lema de las Mujeres Jóvenes juntas empezándolo con “Somos hijas de Padres Celestiales que nos aman y nosotras los amamos a ellos”.