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La modestía no tan sexy: O, lo que el Papa nos puede enseñar sobre la modestia

This essay by Deborah was originally posted in English and French here. This Spanish translation is generously supplied by Lindsay Wilde Unsworth.

 

 

La notable decencia del Papa Francisco me atrae como ser humano. Sus discursos y homilías me atraen como una persona cristiana.

Pero sus acciones humildes me atraen como mujer mormona quien está agotada de presenciar, una y otra vez, como abusamos el término “la modestia” culturalmente, reduciéndolo a reglas básicas para controlar la ropa que usan (principalmente) las chicas jóvenes.

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El Papa Francisco me inspira esperanza para el futuro del discurso sobre la modestia porque, en apenas cinco meses, ha logrado hacer que la humildad y el recato sean pertinentes de nuevo.

Primero, miramos como se describe la modestia en el catecismo católico:

 

  • La modestia protege al centro íntimo de una persona. Es una guía que nos enseña como ver a otras personas (nota de la autora: no como los demás te miran a tí) y relacionar con ellas conforme a la dignidad de las personas y su solidaridad. La modestia inspira una manera de vivir que hace posible resistir las seducciones de la moda y las presiones de las ideologías predominantes. El enseñar la modestia a los niños y adolescentes significa despertar en ellos el respeto hacia la persona humana.

 

 

Las “seducciones de la moda” se extienden más allá de los escotes. Y mientras “el respeto hacia la persona humana” claramente tiene implicaciones para no ver a otra persona simplemente como objeto para la gratificación sexual de uno, va más allá, a “no mirar a la apariencia externa, pero mirar hacia el corazón”. O, como Jesús preguntó a un grupo de hombres quienes no entendían la razón porque Él dejaba a una mujer pecadora que lo unjara: “¿Ven a la mujer?” ¿Realmente la ven? Las decisiones notables del Papa Francisco de evitar ciertas “seducciones de la moda” es lo que le ganaba la simpatía de sus seguidores desde el principio. Él lleva su propio equipaje, cambió su residencia del palacio apostólico a un cuarto en La posada de Santa Marta, celebra la misa cada mañana con los obreros del Vaticano, y anda en una coche Ford Focus.

Recientemente, el Papa también exhortó al clero y a las mujeres religiosas a dedicarse a la modestia en cuanto a posesiones, incluyendo este consejo:

“Me duele cuando veo a un sacerdote o una monja con un coche de último modelo. No se puede hacer esto. Un coche es necesario para hacer muchos trabajos, pero, por favor, escojan uno más humilde. Si quieren uno más sofisticado, piensen en cuántos niños están muriendo de hambre en el mundo”.

O, tengan cuidado de “las seducciones de la moda”.

La segunda dimensión de la modestia–una actitud de respeto para la dignidad de la persona humana–tal vez no llama tanto la atención, pero todavía es clave en el ministerio del Papa. Dentro de una semana de su ordenación, participó en la tradición de la Santa Semana del lavatorio de pies. En vez de lavar los pies a 12 clérigos distinguidos, fue a un centro de detención juvenil y ministró a los jóvenes allí, incluyendo a unas chicas.

“¿Ven a la mujer?”, preguntó Jesús.

La semana pasada, inesperadamente, El papa llamó a un joven italiano quien le había escrito una carta, y suavemente lo corrigió cuando el joven lo trataba formalmente.

“Me dijo, ¿crees que los Apóstoles habrían tratado formalmente a Cristo? Lo habrían llamado ‘Su Excelencia’? Eran amigos, tanto como tú y yo ya somos, y con amigos estoy acostumbrado a usar ‘tú’.”

 

Pero la historia más cautivadora que he leído sobre la modestia del Papa Francisco–su respeto para la persona–es este artículo que se trata de su trabajo en los barrios pobres de Argentina. Buenos Aires tiene apróximadamente 20 villas miserias, donde los de la pobreza extrema residen, donde, como una abuela lo describió, “Para nuestros hijos, es la parroquia o es el paco (una droga poderosa que se vende en las calles)…nada más”.

 

El Papa Francisco hizo esto su ministerio personal, escogiendo a mano a los clérigos y mujeres religiosas para vivir y ministrar a las personas de que el mundo se había olvidado. La lista de los ministerios es impresionante, incluyendo:

  • Un centro de rehabilitación para los drogadictos
  • Dos granjas donde los drogadictos viven y trabajan
  • Una escuela secundaria y una escuela de oficios
  • Una residencia para ancianos
  • Comedores para indigentes
  • Una emisora de radio que transmite los 24 horas al día, y que enseña a los jóvenes las ciencias de la comunicación
  • Un periódico de la comunidad
  • Programas para la prevención de drogas
  • Un centro para jóvenes que viven en las calles

Pero lo que me impresionó sobre todo en este artículo–el imagen que no me puedo quitar de la mente–es esto:

“Yo diría que durante los 15 años que él tiene caminando por las calles aquí, al menos la mitad de la gente lo ha conocido y tiene una foto con él, es decir por lo menos 25,000 personas en solo esta villa”, dijo él.

“Vino para los festivales grandes e hizo todas las confirmaciones”, dijo. “Una vez, tuvimos casi 400 personas que necesitaban la confirmación, y las hizo todas personalmente en un día. Duró tres horas y media, tal vez cuatro, y las hizo todas”.

“Cuando venía a visitar, tomaba el autobús y daba la vuelta a la esquina como una persona normal”, dijo Isasmendi.

“Para nosotros, era lo más natural del mundo. Se sentaba a tomar mate (un té argentino), hablando con la gente sobre cualquier cosa. Hablaba con un portero o con cualquier persona sobre el libro que estaba leyendo, y yo lo podía dejar allí para hacer otra cosa, porque Bergoglio se sentía completamente cómodo.”

Le pregunté si Bergoglio era preocupado por los barrios pobres a causa de las drogas, las pandillas, o otro problema específico.

“El problema más grande que enfrentamos es la marginalización de la gente”, dijo. “Las drogas son un síntoma, la violencia es un síntoma, pero la marginalización es la enfermedad. Nuestra gente se siente marginalizada por un sistema social que se ha olvidado de ella y no se preocupa por ella”.

“¿Ven a la mujer?”, pregunta Jesús.

No estoy segura de que jamás he terminado una discusión sobre las camisetas sin mangas y los dobladillos sintiendo edificada–aunque la modestia es supuestamente uno de los dones del Espíritu. Pero el mundo se ha fijado en la modestia del Papa Francisco. Al evitar “las seducciones de la moda” y “despertar en nosotros un respeto para la persona humana”, nos hace recordar que la modestia se trata principalmente de reconocer la dignidad del espíritu humano y actuar de acuerdo con eso.

 

 

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