Cuando me bauticé en la Iglesia SUD ya tenía la suficiente madurez intelectual para haber formado mi ideología política y social, ya me identificaba como progresista y feminista, apoyaba la integración jurídica de los derechos de la comunidad LGBTI y el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo. Recuerdo que blogs como The Exponent y Mormosofía fueron el estímulo que necesitaba para decidir bautizarme, pues saber que dentro de la Iglesia había miembros que diferían de prácticas conservadoras y aún así creían en Jesucristo y su Expiación me hizo saber que, a pesar de ser difícil, yo podría ser igual a ellos; incluso tuve una especie de espíritu revolucionario, creyendo que podría reformar un poco la Iglesia con mi inclusión a ella.
Tuve la entrevista prebautismal y me hicieron preguntas sobre mi orientación sexual, fue la única ocasión en la que me enfrenté directamente en mi capilla a cuestiones relacionadas con homosexualidad, la única vez hasta hace dos domingos. Mi capilla agrupa a una de las zonas más precarias de Ciudad Juárez; abarca un extenso territorio y las personas en él son en su mayoría de bajos recursos. Entonces, las autoridades de mi capilla se enfrentan a problemas diferentes –y más graves– que la orientación sexual de sus adolescentes; problemas como la pequeña congregación, los mínimos números de miembros activos, la permanencia de estos, el asignar llamamientos, ayudar económicamente a los miembros, la poca asistencia registrada en las reuniones, incluida la Sacramental, entre muchos otros. En mi capilla, el tiempo que fui activa, nunca hubo una situación en la que tuviese que defender explícitamente derechos feministas o sexuales, pues como presidenta de una difícil primaria, con sólo tres niños miembros activos y alrededor de 10 ridículamente irregulares, tenía mucho trabajo y mucho de qué preocuparme.
La primera vez dentro de la Iglesia que afronté una disyuntiva homofóbica fue en el FSY del 2014, al cual asistí como coordinadora. Recuerdo esta excursión como una de las más edificantes y hermosas en mi vida; conocí a personas grandiosas y a la tierra más estupenda de Chihuahua: Colonia Juárez. Sin embargo, también choqué con los fantasmas más horribles del mormonismo, aquellos que sabía que existían mas nunca había confrontado. En el FSY se dieron algunas clases, para los jóvenes la parte más aburrida de la semana, no obstante, una de ellas, por el ánimo del discursante, estaba siendo bastante amena para los asistentes. El FSY está diseñado para invitar y convencer a todos los jóvenes, chicos y chicas, a servir en una misión, siempre haciendo la ridícula aclaración de ser un compromiso para los hombres y una bendición no obligatoria para las mujeres. En esa clase el discursante, hablando de las cualidades de madurez de un misionero, sentenció: “A la misión sólo van hombres, las mariquitas se quedan en casa”. Quedé atónita, boquiabierta, ya no escuchaba su discurso, sólo se repetían una y otra vez esas palabras en mi cabeza. Miré a todos en el salón, nadie parecía irritado por lo que él acababa de decir, mientras yo sentía cólera y quería gritarle cuán inapropiado e insensible me parecía su comentario. Lo único que pude hacer fue salir de ese lugar, me sentí tan mal, me refugié en el baño y lloré tanto y tan sola. Lloraba porque una de las autoridades de mi Iglesia se había expresado de esa manera, porque nadie en ese salón había mostrado desaprobación alguna a sus palabras y porque yo no había tenido la tenacidad suficiente para increparlo. En la imagen mental de servicio misional para este señor sólo había hombres, fuertes, valientes, jóvenes y varoniles, sólo con esas características se puede servir a Jesucristo.
Hace dos domingos volví a topar de frente con la intolerancia que impera en nuestra Iglesia, pero esta vez en mi propia capilla, por mi obispo, a quien considero un buen amigo. Después de poco menos de un año sin asistir a los servicios sacramentales, asistí el domingo antepasado. Fue un bonito Sacramental, cantamos “Haz el bien”, “Bella Sión” y “Pon tu Hombro a la Lid” –tenía muchísimas ganas de cantar himnos–, los discursos me parecieron edificantes y la capilla se veía llena, miré muchas caras conocidas y varias que nunca había visto. Me sentí muy alegre. Sin embargo, en su anuncio final el obispo nos notificó información mandada desde las autoridades generales respecto a la reciente iniciativa de ley por parte del presidente mexicano para permitir los matrimonios igualitarios en todo el país y el derecho de adopción por los mismos. El obispo reiteró las normas eclesiales desaprobatorias de cualquier manifestación no heterosexual, reafirmó que la familia es entre hombre y mujer por mandato divino, declarando además que la Iglesia hará activo su derecho a expresar opinión rechazando la iniciativa federal legislativa. Mi ánimo cambió de inmediato y una tristeza invadió mi cuerpo.
Quiero enmarcar en qué panorama se realiza esta iniciativa para que puedan tener una idea nítida de las intenciones políticas de la administración mexicana. El presidente de México, Enrique Peña Nieto –quien tiene altos índices de desaprobación por parte de la población mexicana–, nunca había manifestado apoyo alguno a la comunidad LGBTI. Este mes se cumple un año desde que la SCJN declaró inconstitucional cualquier norma jurídica que prohíba los matrimonios entre personas del mismo sexo, emitiendo una jurisprudencia al respecto. A partir de ella, cualquier pareja homosexual que desease contraer matrimonio debía iniciar un engorroso procedimiento judicial para lograrlo, pero al menos ya tenían una posibilidad. Ni el ejecutivo federal ni el partido político al que pertenece –PRI– expresaron opinión al respecto. Algunos meses después la CNDH emitió una recomendación a las entidades federativas del país para adecuar sus códigos civiles conforme a una política incluyente; de nuevo Peña Nieto y su partido guardaron silencio. El 17 de mayo, bajo la excusa del Día Internacional Contra la Homofobia, el ejecutivo entrega una iniciativa a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión para aprobar a guisa federal los matrimonios igualitarios, a veinte días de celebrarse elecciones estatales en 12 entidades del país, elecciones en las cuales se vaticinaba un voto de castigo contra el partido político por los cuatro años de miseria, muerte, corrupción y falsedad que han caracterizado la administración federal. La triquiñuela priista no fue suficiente, dado que un increíble ejercicio democrático, como no había desde hace diez o dieciséis años, azotó al partido hegemónico. Ahora, con la iniciativa ya hecha, es necesario exigir que no se echen para atrás.
El domingo pasado inició Rainbow Mormon Initiative, como una respuesta a aquella insensible norma que excluía definitivamente no sólo a miembros homosexuales, sino también a hijos de familias homoparentales. Recuerdo que cuando supe de la iniciativa pensé en la inutilidad de seguirla en mi capilla, pues a mi parecer en ella no se demostraba la homofobia, pero rectifiqué después de la declaración de mi obispo relatada anteriormente. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días insiste en ser intransigente y excluir a los hijos del Padre Celestial. La humanidad está adoleciendo de una época de fracciones, sin considerar esto, las autoridades generales emiten una política aislante, que sin duda separará familias, dejará a hijos sin la guía paternal, destruirá corazones y traerá grandes índices de inactividad. Con lecturas bíblicas sistemáticas se concluye que Dios ama a cada uno de sus hijos, y para cada uno de ellos quiere el amor inigualable que se puede recibir en una familia, sin importar si hay un padre y una madre, dos padres, dos madres, un par de abuelos, una madre soltera, un padre soltero, una tía, etcétera. Familia no es un concepto limitado.
Equal marriages: A political and religious mexican picture
When I was baptized at the LDS Church I already had the enough intellectual maturity which form my political and social ideology, I already identifies me as feminist and progresist, I already support the law inclusion of LGBTI rights and the woman right to freely decide about their own body. I remember that blogs as The Exponent and Mormosofía were the motivation that I needed to decide baptism me, because know that inside of the Church were members that disagree from conservative practices and they still believe in Christ and his Atonement made me understand that I could be as they; even I had a kind of revolutionary spirit, beliving that I could reform the Church with my inclusion at it.
The only time I faced in my chapel with something related with homosexualism was at my prebaptismal interview, the only time unto two Sundays ago. My ward joins one of the most poor zones at Ciudad Juárez; it scatters a extensive territory and the majority of people on it are low-income. So, the authorities at my chapel deal with different problems –more critical– than the sexual orientation of his teens; problems like the small congregation, the minimum number of active members, the stay of them, the few assistence registered at reunions, even Sacramental, and much more. In my chapel, the time I was active, never had a situation in which I needed to defend explicity feminist o sexual rights, because, as president of a difficult Primary, with only 3 children members actives and around 10 children with irregular assistence, I had a lot of work and a lot to worry about.
The first time I confronted a homophobic problem inside the Church was at the 2014 FSY, which I assisted as coordinator. I remember that journey as one of the most edifying and beautiful in my life; I met magnific people and the most beautiful land on Chihuahua: Colonia Juarez. However, I also crashed with the most awful ghosts of mormonism, those that I knew that existed but never had confronted. At the FSY were some classes, for the young the most boring part of the week, nevertheless, one of them, by the mood of the speaker, had been amusing for the public. The FSY is designed to invite and convince the young, boys and girls, to serve on a mission, always making the absurd explanation that is it a commitment to boys and a not obligatory blessing to girls. On that class, the speaker, talking about the madurity qualities of a missionary, he condemned: “A la misión sólo van hombres, las mariquitas se quedan en casa” (Only men go to a mission, the faggots stay in home). I was thunderstruck, stunned, I couldn’t hear his speech anymore, his words repeted on my head. I saw everyone on the room, anyone seemed to be annoyed for what he had said, while I was angry and wanted to shout how inappropiate and insensitve was his comment. The only thing that I could do was leave that place, I felt so bad, I went to the badroom and cried. Cried because one of the authorities of my Church had just express like that, cried because nobody on that room showed any kind of disapproval to his words, and cried because I wasn’t brave enough to tell him something. On his mind, missionary service was only for strong, brave, young and manly boys, only with that characteristics someone can serve Christ.
Two Sundays ago I crashed with the intolerance that rule on our Church, but this time, on my own Ward, by my Bishop, whom I consider a good friend. After almost a year not attend the Church, I went the sunday before last. It was a nice Sacrament meeting, we sang “Choose the Right” “Beautiful Zion, Built Above” and “Put Your Shoulder to the Wheel” – I wanted so much sing hymns –, the speeches were rewarding and the chapel looked crowded, I saw many familiar faces and some new. I was so happy. However, on his last announcement the bishop informed us information sent by Area Presidency of Mexico about the recently law iniciative sent by the mexican president to allow the equal marriages in all the country and the right of adoption by them. The bishop reaffirmed the eclesial rules that forbid any kind of manifestation no heterosexual, reaffirmed that the family is between man and a woman by divine commandment, announced that the Church is going to make active its right to express its convictions as religious institution. My mood changed immediately and a sadness came to my body.
I want to put in context in which situation is this initiative made, so you can have a clear idea of the political intention from the mexican administration. The mexican president, Enrique Peña Nieto –who has high levels of disapproval by the mexican citizens– had never showed any support to LGBTI community. This month is a year since the SCJN (mexican Court) declared unconstitutional any legal rule which forbid equal marriages, making jurisprudence about it; with it any homosexual couple that wanted marriage would have to start a cumbersome legal process, but at least they had an option. Neither the federal executive or his political party –PRI– said something about it. Months later, the CNDH (mexican comision for human rights) emit a recomendation to states from the country to adapt its laws conform an inclusive political; again Peña Nieto and his party remained silent. The May 17, under the excuse of the International Day Against Homophobia, the president gave to the Permanent Commission of Union Congress an initiative of law to allow federally equal marriages, twenty days before states’ electoral process, elections which was predicted a punishment vote against the ruling party for the years of misery, dead, corruption and lies which had characterized his administration. The PRI’s trick wasn’t enough, because a terrific democratic exercise, as wasn’t before ten or sixteen years, hit the ruling party. Now, with the iniciative already made, is urgent demand not take a step back.
Last Sunday started the Rainbow Mormon Initiative, as a response to that insensitive policy that excluded not only homosexual members, but also children of homoparental families. I remember that when I knew about this iniciative I thought that it would be useless do it in my chapel, because to me on it haven’t shown homophobia, but after the bishop declaration’s I rectified. The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints insists on be intransigent and exclude children of Heavenly Father. The humanity is suffering an age of fractions and not thinking on it, General Authorities released an isolating policy, that without doubt will separate families, will leave children without parental guide, destroy hearts and will bring high leves of inactivity. With sistematics biblical readings we can conclude that God love each one of us, and for each one he wants the incomparable love that only a family can give, without care if there is a mother o two, a father or two, a pair of grandparents, an aunt, or a single parent. Family is not a limitated concept.
6 Responses
Denisse, I appreciate your summary of the current politics around same-sex marriage in Mexico. I can’t believe that after their failed efforts in the United States, the Church is seeking to influence the political process in Mexico. It’s wrong, it’s a waste of effort, and it’s hurtful. When will they learn?!
As you said it, is a waste of effort!