This is a lesson that I could mostly teach as-is, with little supplementation or selectivity about what to include from the manual. One of the things I love most about the LDS Church is that at some point nearly everyone will have a chance to teach someone else. It might be peers, youth, or children, it could be leading music or giving a sermon in sacrament meeting. Teaching well is a skill that can be honed by training and experience. It is good to have an occasional lesson on how to teach, because if class members aren’t a teacher at the present time, they most likely will be in the future.
What makes for a good teacher? It’s easy to judge teaching by its results. Are the students learning and having new insights? Are they engaged? Do they leave the lesson wanting to know more? It’s harder to describe what good teaching looks like. I’ve taught a handful of college courses and I’ve taught dozens of lessons at church. I’ve been a student in far more courses and lessons than that. As both a teacher and a student, I think the most effective learning takes place when teachers ask questions that elicit rich responses from the students, rather than simply lecturing to them. Some lecturing is unavoidable, but in a church setting it’s my opinion that the teacher should be doing no more than half the talking, preferably less than that. In addition to asking good questions, storytelling is also a very effective teaching tool in my experience.
Telling the most relevant, engaging stories and asking provocative questions takes preparation, and it takes organization. You don’t need every part of your lesson written out, and you don’t need to stick doggedly to a teaching plan, but you do need a plan. When I’m teaching a college class I generally spend about 10 hours of preparation for every hour of class. I don’t often spend that much time preparing to teach at church, but sometimes I do, especially if the topic is one that really interests me. We are all volunteering at church and doing the best we can with the time we have. But at a minimum a teacher should read the lesson a few days before giving it, so the mind has time to mull it over. Interesting questions will occur to you, but probably not if you’re reading the lesson the night before you give it. Early preparation will also give you time to look for additional resources on your topic. These days there are often great lesson plans online. I always like to look for them, and for additional talks, quotes, poems, or stories that will bring home a point I’m trying to make.
In addition to preparing the content of a lesson, there is an aspect to teaching at church that is different from other settings, and that is teaching with the spirit. Howard W. Hunter said,
In one of the most basic revelations of this dispensation, the Lord said, “And the Spirit shall be given unto you by the prayer of faith; and if ye receive not the Spirit ye shall not teach” (D&C 42:14).
I take this verse to mean not only that we should notteach without the Spirit, but also that we really cannotteach without it. Learning of spiritual things simply cannot take place without the instructional and confirming presence of the Spirit of the Lord.
I find that prayerful consideration of my subject and my audience is a spiritual experience for me, and I believe it makes a difference for the class members as well. I really like the following quote from the lesson, and while it’s not likely that each person in a class will find every lesson to be equally meaningful, we should strive to reach the individual by thinking about the lives of the members of our class. Usually church classes are not so large as to make this very difficult.
I have always been impressed that the Lord deals with us personally, individually. We do many things in groups in the Church, and we need organizations of some size to allow us to administer the Church well, but so many of the important things—the most important things—are done individually. We bless babies one at a time, even if they are twins or triplets. We baptize and confirm children one at a time. We take the sacrament, … or move through the ordinances of the temple as individuals—as one person developing a relationship with our Father in Heaven. There may be others nearby us in these experiences, just as there are others in your classroom, but heaven’s emphasis is on each individual, on every single person.
You might ask the class to take a few minutes to think about a teacher at church whom they remember fondly. What made that teacher important to them? Or, what was people’s first teaching calling, or most challenging teaching calling, and in what ways did they grow from it? What are the advantages of learning in a church setting compared with individual study?
As a final word, I want to say how important it is to respond respectfully to class members’ answers to your questions, especially when they seem odd or disagreeable. Some teachers feel compelled to comment on class member’s comments. This is not necessary. A simple “thank you for your comment” is sufficient, then move on to the next comment or the next point in your lesson.
Lección 22 de la Sociedad de socorro: Enseñando el evangelio
Ésta es una lección que yo enseñaría tal cómo es, con poco suplemento o selección sobre lo que incluir del manual. Una de las cosas que amo de la Iglesia es que en algún momento todos tendremos la oportunidad de enseñar a alguien más. Puede ser socios, jóvenes, o niños; puede ser dirigiendo la música o dando un discurso en la reunión sacramental. Enseñando bien es una habilidad que se puede desarrollar por medio del entrenamiento y de la experiencia. Es bueno tener una lección de vez en cuando sobre cómo enseñar porque aún si los miembros de la clase no son maestros en este momento, es probable que serán en el futuro.
¿Cómo es un buen maestro? Podemos juzgar por medio de los resultados. ¿Están aprendiendo y entendiendo cosas nuevas? ¿Están involucrados en la conversación? ¿Salen de la lección queriendo aprender más? Es más difícil describir cómo se ve buena enseñanza. He enseñado un par de clases en la universidad y docenas de lecciones en la iglesia. He sido estudiante en muchos más cursos y lecciones que eso. Siendo ambos maestra y estudiante, creo que la enseñanza más efectiva ocurre cuando los maestros hacen preguntas que provocan respuestas interesantes más que haciendo un sermón. En algunos casos hay que presentar información en forma de sermón, pero en la iglesia es mi opinión que la maestra debe de hacer no más que la mitad del hablar, y menos que eso si es posible. Y además de hacer buenas preguntas, contar cuentos es un método muy útil de enseñar.
Contando cuentos relevantes e interesantes y haciendo preguntas provocativas requieren preparación y organización. No necesitas escribir cada parte de la lección, y no tienes que adherir exactamente a un plan específico de enseñanza, pero es buena idea si tener un tipo de plan. Cuando enseño una clase de la universidad, me cuesta alrededor de 10 horas de preparación para cada hora de clase. No me cuesta tanto tiempo preparar para una lección para una clase de la iglesia, pero a veces sí, especialmente si el tema es uno que me interesa mucho. Todos somos voluntarios en la iglesia y hacemos lo mejor que podemos con el tiempo que tenemos. Al mínimo una maestra debe leer la lección un par de días antes de enseñarla para poder tener tiempo de pensar bien sobre ella. Preguntas interesantes se te ocurrirán, pero eso no pasará si lees la lección justo la noche antes. Preparación con anticipación te dará tiempo para buscar otros materiales sobre el tema. En estos días hay muchas lecciones en línea. Siempre las busco además de discursos citaciones, poemas o cuentos adicionales que pueden ilustrar el punto que trato de hacer.
Además de preparar el contenido de una lección, hay otro aspecto de enseñar en la iglesia que es distinto a otros ambientes. Esos es enseñar con el Espíritu. El Presidente Howard W. Hunter dijo,
En una de las revelaciones más básicas de esta dispensación, el Señor ha dicho, “Y se os dará el Espíritu por la oración de fe; y si no recibís el Espíritu, no enseñaréis” (DyC 42:14). Yo entiendo este versículo decir que no solamente no debemos enseñar sin el Espíritu, pero en realidad no tendremos éxito enseñar sin ello. Aprendiendo cosas espirituales simplemente no puede ocurrir sin la instructora y confirmadora presencia del Espíritu del Señor.
Noto que la consideración de mi tema y de mi audiencia con mucha oración es una experiencia espiritual para mi, y creo que hace una diferencia para los miembros de la clase también. Aunque es poco probable que cada persona encuentre de igual significado cada lección, debemos intentar que lo que enseñamos llegue a todos individuales pensando en sus vidas. Normalmente las clases en la iglesia no son tan grandes que hacen esto imposible.
Siempre me ha impresionado que el Señor nos trata personalmente e individualmente. Hacemos muchas cosas en grupos en la Iglesia, y necesitamos organizaciones de algún tamaño para administrar bien la Iglesia. Pero muchas de las cosas importantes—las cosas más importantes—son hechas individualmente. Bendecimos a los bebes uno por uno, aún si son gemelos o trillizos. Bautizamos y confirmamos a niños uno por uno. Tomamos la Santa cena y participamos en ordenanzas del templo como individuos, como personas desarrollando una relación con nuestro Padre Celestial. Puede que haya personas al lado de nosotros durante estas experiencias, tal como hay otras personas en la clase, pero el énfasis del Cielo es en cada individual.
Puedes pedir a la clase tomar algunos minutos para pensar en un maestro o una maestra en la Iglesia a quien recuerdan con cariño. ¿Qué hizo que este maestro fuera tan importante para ellos? O, ¿qué fue el primer llamamiento de enseñar de los miembros de la clase? ¿Qué fue el llamamiento de enseñar más exigente, y cómo crecieron por medio de ello? ¿Cuáles son las ventajas de aprender en una clase en la iglesia comparado con aprender estudiando solo?
Al final, quiero decir que es muy importante responder con respeto a las respuestas de los miembros de la clase a tus preguntas, especialmente cuando las respuestas parecen raras o desagradables. Algunas maestras sienten obligadas a hacer comentarios sobre las respuestas de los miembros de la clase. Eso no es necesario. Un simple “gracias por tu comentario” es suficiente, y puedes avanzar al próximo comentario o al próximo tema de tu lección.
One Response
Thank you Lindsay. I found this very helpful in prepping for my lesson…the night before. Oops.